Pedro Pablo RamírezEnfrentar el territorio a partir de una mirada latinoamericana nos exige responder diversas preguntas acerca de nuestra identidad, dudas que probablemente nunca se agoten y que siempre nos van a permitir abrir diferentes perspectivas desde donde pensarnos y encontrarnos.
En esta residencia, nos hemos reunido particularmente a discutir, aprender y construir narrativas que consideremos propias, es decir, capaces de empatizar y sensibilizar con los protagonistas de esta geografía, cuyos limites nos gustaría difuminar y repensar, ejercicio que también nos intentamos exigir en el plano profesional, si es que planteamos la necesidad de reconfigurar la forma en que nos contamos y mostramos.
A lo largo de estos días en Quintero, Puchuncaví, Ventanas y Horcón, zonas destinadas al «sacrificio» ambiental, hemos emprendido esta búsqueda de lo auténtico, en una zona plagada de industrias contaminantes que vierten por todo el terreno la contradicción que atraviesa nuestra sociedad: desigualdad y brutalidad.
En medio de este escenario, vamos caminando por los claroscuros, encontrando los diferentes matices que nos ofrece un espacio habitado por personas y otros tipos de vida, que exigen toda nuestra atención y absorción para contar aquello que nos conmueve y que consideramos que debe ser contado.
