Ahí y acá me llaman nómada, viajera, gringa, europea, afuerina, pero también amiga, vecina, tía, washita, compañera. Y así (me) estoy tejiendo un diccionario sobre el habitar. Un diccionario propio e íntimo, un diccionario de cuentos narrado en imágenes, cuando las palabras sobran o peor, faltan.

La gramática: mis ojos.

El hilo: mi día a día.

La razón suprema: narrar.

La razón egocéntrica: guardar todo, olvidar nada.

La razón orgánica: habitar.

Camino por los territorios de mi cuerpo. Observo por fuera el paisaje que me habita por dentro.  Viajo como una estrella fugaz al otro lado del mundo. Vago consecuentemente en círculos eternamente efímeros, aprendiendo y olvidando, reaprendiendo y re-olvidando como regla de autocuidado.

Mi errar empieza una y otra vez, no termina nunca. El errar cíclico, repetitivo, siempre igual, siempre distinto, inmanente. Y así empieza la búsqueda, mi búsqueda de lo constantemente fugaz, mi hábito. El hábito del camino siempre abierto hacia posibilidades infinitas.






















Fotografías y texto: Ioana Radu | El tacto de la luz
IG
: @iioanaradu
Co-edición: Diego Figueroa | Migrar Photo

Recomendación: Si estas viendo esta publicación desde un celular, te sugerimos verla también en pantalla grande desde un computador o tablet para apreciar mejor  las fotografías y la edición.

Abrir chat