La tarde del miércoles, luego de que se hiciera público el asesinato de Camilo Catrillanca en manos del Comando Jungla de Carabineros, los grupos en whatsapp comenzaron a arder, los medios publicaron las primeras y confusas versiones del hecho y rápidamente surgieron los primeros llamados a movilización.

De forma espontánea la convocatoria se extendió. Eventos en facebook, historias de instagram, rayados en la calle y panfletos. De la forma que fuese, por mensaje de texto o de voz, por interno o de forma pública, lo cierto es que ayer el activismo se encendió y a las 19:30 copó la Plaza Italia, pero antes de que pudiese avanzar en cualquier dirección, el cuantioso contingente policial desplegado por las autoridades dispersó inmediatamente la concentración.


Rápidamente el caos se tomó las principales avenidas del centro, desde Salvador hasta Ahumada los manifestantes se enfrentaron con la policía y encendieron barricadas alimentadas por basura, señalética vial y las famosas bicicletas mobike. También quemaron una micro. Todo esto, mientras el artista visual, Octavio Oxicorte, proyectaba sobre el Teatro de la Universidad de Chile la imagen de Catrillanca, en una escena de violencia cargada de emotividad. Resistencia, la llamaron los peñi presentes en el lugar, vandalismo las autoridades.

Las escaramuzas se extendieron por más de tres horas. Cerca de las diez de la noche terminaron los últimos focos de conflicto en el centro de la ciudad y es de esperar que en los próximos días se sienta en el aire y en el cuerpo, la jornada de furia tras el nuevo homicidio de un comunero mapuche.

Este artículo fue publicado originalmente en colaboración con el medio interferencia.cl

Fotografías: Luis Hidalgo y Jorge Vargas / Texto: Pedro Pablo Ramírez Hernández.



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