En La Habana el tiempo detenido en las fachadas y en los objetos de la vida cotidiana se refleja también en muchas formas de hacer: las compras, las relaciones en los barrios, la cocina. Las personas, vestidas de una manera atemporal, no permiten adivinar si se trata de este siglo o el anterior. Pero la ciudad de fachadas cansadas remite a los muchos pasados que carga la isla.
Bajo la superficie, las cosas vienen mutando hace años. Un proceso continuo de ajustes y cambios transcurre como una balsa en el mar: ahora hacia allá, ahora hacia acá. Ahora el presente regala cielos brillantes que refresca con la brisa del malecón, ahora castiga con el calor sudoroso de las colas de la compra, la gasolina y el transporte.
En La Habana la calle es protagonista de las experiencias cotidianas de subsistencia. En su diario andar la ciudad representa la estrecha y frágil relación entre la vida cotidiana y la economía, local, nacional y global. Muy global cuando el 20 de marzo de 2016 Barak Obama visitó La Habana y la narrativa de los diarios del mundo puso a Cuba en la cima de la actualidad internacional. Fue el primer presidente de los Estados Unidos en visitar la isla en 88 años. Culminaba así un proceso que había comenzado hacía poco más de un año cuando ambos países anunciaron que buscarían una pronta normalización de sus relaciones. Se reabrieron las embajadas después de 54 años, y se reiniciaron los vuelos comerciales entre ambos países. Las calles muy pronto reflejaron un flujo de turistas nuevos y las expectativas de mejores tiempos para la isla.
A finales de ese año Cuba vuelve a las portadas de los periódicos del mundo: el 25 de noviembre de 2016 murió Fidel Castro. En la Isla se le hizo homenaje con 9 días de luto nacional hasta el 4 de diciembre en que el cortejo fúnebre atravesó la isla desde La Habana hasta Santiago de Cuba. El desfile militar anual, postergado para el 2 de enero siguiente, el primero en ausencia de Fidel, conmemoró los 60 años del desembarco del Granma y a su líder ausente con una multitud inmensa que llegó hasta a la Plaza de la Revolución.
Pero las mareas inquietas de la historia golpearon una vez más a la isla. El 20 de enero de 2017 Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, desandando el camino avanzado y reintensificando el bloqueo económico. Desde entonces el golpeteo es incesante, horadando todavía más los cimientos habaneros.
Para abril de 2019 la situación era lo bastante mala como para que Raúl Castro alertara a las y los cubanos a prepararse para el «peor escenario económico imaginable», mientras el presidente Díaz-Canel evocaba los aprendizajes del Período Especial para sobrellevar la escasez de combustibles. Antes de los primeros casos de COVID19, el gobierno ya anunciaba la escasez de productos de higiene personal para los próximos meses.
Es la historia que volvía golpeando aún más fuerte.
Fotografías y texto: Alejandra Vives | El tacto de la luz
Localidad autora: Santiago de Chile.
IG: @alejandravives
Co-edición: Diego Figueroa | El tacto de la luz
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