Ha llegado la primavera y octubre está a la vuelta de la esquina, cargado de simbolismo y lleno de colores, la naturaleza y las fotografías nos recuerdan que el tiempo ha pasado y que prácticamente ha transcurrido un año de aquel mes que encendió la fibra a través de los Andes.

 

Indígenas, pobladoras, estudiantes, trabajadoras, feministas, disidencias y todas aquellas identidades que se sintieron desplazadas por los estrechos márgenes que el libre mercado sembró a lo largo de América del Sur, repletaron las calles para enfrentar una cultura que se acostumbró pasar por encima de los límites de la dignidad. 

 

Desde diferentes puntos, la fotografía acompañó la apertura de este ciclo de movilizaciones a través de una mirada documental que ha buscado los matices de un momento de nuestra historia que requiere ser observado de manera profunda. 

 

Somos un pueblo, una sociedad, en búsqueda de una nueva identidad, y la fotografía está para acompañar esa reflexión desde la imagen, desde diferentes miradas que logren sugerir la diversidad que existe en nuestro continente.

 

Así, con un estallido que partió en el Ecuador y que continuó entre Arica y Magallanes, terminó por desparramarse hacia Bolivia y Colombia revolviendo un territorio que llevaba años dando señales de alerta. 

 

Hoy, revisar estas imágenes nos entrega la perspectiva de un pedazo reciente de nuestra historia que comienza a tomar su propio curso, en medio de un panorama de completa incertidumbre que nos invita a mirar hacia nuestro interior, si queremos encontrar alguna respuesta. 

 



















































Las fotografías pertenecen a: Fluxus Foto (Ecuador), Reojo Colectivo (Colombia), War-Mi Photo (Bolivia) y Migrar Photo (Chile).

Texto por: Pedro Pablo Ramírez | Migrar Photo

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